La lluvía de fuego que lentamente devoraba la ciudad, de la mano del hombre venía, no era como Pompeia, y tal vez tampoco como Sodoma y Gomorra; y aunque de humana mano, no como Berlín o Londres, era.
El lento, letal miedo, armado en llamas luminosas como estalactitas de hielo, hablaba pausadamente a los seres que devoraba, como frío Dragón ardiendo.
( Concursante esta semana en Cadena Ser). Francisco Rego Carrera.
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