PRINCESA
Resultaba evidente que pretendía engañarle, era una constante de los últimos años.
La quería desde siempre, desde los tiempos del instituto. Tan guapa, tan simpática, tan atrevida, como no enamorarse.
Ella, si alguna vez lo quiso se había olvidado. Cuando el temblor asomaba a su cuerpo, antes de que el empezara a reñirla, ella dijo.
- Vale Joaquinito, déjame 40 duros.
Y Joaquín con una niebla en los ojos recordaba tiempos de una boca de fresa
Rafael de la Busta Moya
Rafael de la Busta Moya
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