jueves, 11 de diciembre de 2014

¿CAPERUCITA?

Los señores Roja enviaron a su hija a casa de la abuelita, que vive al otro lado del peligroso bosque. ¡Qué irresponsabilidad!  Desde luego hay parejas que nunca deberían ser padres. Y es que no pueden ser de fiar unos individuos capaces de poner a una recién nacida el nombre de Caperucita.

La niña, que en toda su vida sólo había tenido el vestido que llevaba puesto, no conocía a la anciana pero caminó sin amilanarse ante aullidos, graznidos y demás ruidos que llegaban de la espesura. Cruzó ríos, esquivó fieras y alimañas hasta que, no me pregunten cómo, llegó ilesa cuando ya hacía tiempo que la oscuridad de la noche se había adueñado de aquellos parajes.

––Abuelita, abuelita… ¡qué ojos más grandes tienes!
––Soy el búho, ¡gilipollas!  La vieja vive detrás de aquel roble.

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