jueves, 10 de abril de 2014

Una copa de vino en remojo a los ojos del amante

Y cuando volvió ya nada era igual. Un foraneo se apoderaba de sus tierras, de su amada. La escena que logró ver fue tal que el delirio se apoderó de su cuerpo, de su mente, incluso de su alma. Cayó de tal foma que dos brazos rompió. Logró levantarse de aquella experiencia, aunque ya no era el mismo tipo. Una y otra vez el subconsciente se la volvía a jugar. Se besaban mientras gozaban de un burbujeante baño y del sabor del vino en sus labios. Esta vez lo mataba en la realidad.

Ángela Fernández Simón

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.