Vio brotar una semilla de roble en la tumba de su difunto esposo.
-Difunta. Cada día vengo a regar el vacío que me dejaste.
-Semilla de roble. Cada gota hará que vuelva a nacer.
-Difunta. Te necesito. No me imagino la vida sin ti. (Llora desconsoladamente y el roble crece fuerte).
-Semilla de roble. Por fin vuelvo a la vida. Búscame en la siguiente.
Y jamás llegaron a encontrarse como humanos.
Ángela Fernández Simón
Mmmmmmmmmmm joer !
ResponderEliminarFrancisco