viernes, 31 de octubre de 2014

EL PERRO

No escuchó ningún ruido durante la noche. Ni un ladrido siquiera. Pero al alba el perro estaba muerto. Amparados en la oscuridad lo habían devorado.

Llamó a la policía y, cuando colgó, no reparó en que el auricular estaba ensangrentado.

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