Me eché a un lado para dejarla
pasar. Ella también se apartó hacia el mismo lado, quedando de nuevo uno frente
a otro.
Volvimos a apartarnos al unísono
en el sentido contrario, cortándonos el paso nuevamente. Sonreímos.
Haciendo un quiebro me aparté de
nuevo, permitiendo que continuara su camino. ¡Y nunca más volvimos a bailar!
Es bello, muy poético :O.
ResponderEliminarAlucino cada vez que leo algo tuyo. Me encanta la capacidad de síntesis que demuestras.
ResponderEliminar