Debía estar profundamente
dormido, soñando, cuando encendí el habano. De hecho ya hacía años que había
dejado de fumar cuando, tras cortar con cuidado el extremo más delgado del
cigarro, volví a inhalar la esperada y plácida calada. ¡Qué deleite sentir de nuevo
el humo deambular por mis pulmones!
Debía estar soñando,
profundamente dormido, cuando se produjo el incendio.
Me gusta el juego que haces con la frase inicial y la final, está muy conseguido.
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