Les pilló el anochecer en el
Sacromonte, contemplando la puesta de sol sobre la Alhambra. Fue un momento
mágico, de esos que te hacen presagiar que todo va a ir bien.
No había transcurrido una hora
cuando les encontraron en una callejuela del Albaicín, degollados en medio de
un charco de sangre. Ella con su vestido de gasa blanca teñido a retazos de
rojo y él con los dedos quemados por la combustión del tabaco en la pipa que
aún apretaba en su mano.
Antes del amanecer otra pareja
fue acuchillada en El Realejo. Ella vestía un traje de lino blanco, ahora
ensangrentado. En el suelo, aún humeante, la cachimba que minutos antes estaba
fumando él.
Esta vez el sicario sí cobró por
su trabajo.
¡¡Guauuu, genialll!! :D.
ResponderEliminarLe has pillado el punto a esto del microrrelato ;)
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