Nadie pareció darse cuenta de que Panchito pendía del árbol,
inmóvil. Al cabo de un rato, todo el alivio que había sentido al deshacerse de
tan problemático alumno, se convirtió en ansiedad.
―¡Mira lo que me has obligado a hacer! ―vociferó―
¡Maldito Panchito!
Otro profesor se acercó a él,
preguntándole qué le ocurría.
―¡He matado a Panchito Contreras, maldita
sea!
Fue consciente de las risitas de los
alumnos que se encontraban en el patio.
―Ya está otra vez con eso ―susurró uno―.
¿Cuándo se dará cuenta de que ese tal Panchito no existe?
Excelente :D
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