Aquel
hombre del que todos hablaban, era el macho Alfa. Tan protector, tan fuerte.
Me
iba a poseer durante toda mi vida. Su ternura momentánea duraba lo que dura un
orgasmo, pasaba de los preliminares a la cólera salvaje. Lo que nunca pudo
obtener fue mi amor y entrega, eso lo encolerizaba más. Parecía no importarle
mi indiferencia, aunque intentaba hundir mi autoestima, con insultos poniendo
mi frigidez como excusa en el divorcio.
Joshua
Mcbride.
Encontró
una gatita melosa que con sus maullidos lascivos, hicieron que la lujuria fuera
el plato fuerte entre ellos, los excesos pasaron factura, sus fuerzas
menguaron. También las viandas fueron menguando, y sus prácticas amatorias.
"Se le acabaron los placeres"
Pamela
se había propuesto domarlo y lo consiguió, aplicando una técnica infalible muy
femenina que el hombre no ha detectado.- (joder mucho y comer poco)
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