Lo amé hasta el último instante.
Hasta el día anterior al que me dedicaron cinco minutos de silencio a las
puertas del ayuntamiento. Hasta horas antes de convertirme en protagonista de
todos los telediarios.
No, el muy cabrón nunca fue media
naranja. Más bien zumo de limón en mis heridas.
Ah, queda mejor lo del zumo de limón que medio limón a secas, sí.
ResponderEliminarEstá muy bien lo del zumo de limón sobre las heridas ¡Genial!
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