lunes, 10 de noviembre de 2014

POR UNA NIÑATA

Había llegado a ser el amo del barrio y ahora se arrastra sin rumbo por sus calles, sin importarle que esos mierdas se estén adueñando de su territorio. No es que le preocupe estar fichado por la pasma, ni ser la comidilla de quienes antes no se habrían atrevido ni a mirarle de frente. Es que, desde que aquella niñata lo denunció por robarle la cartera, no había vuelto a ser el mismo.

Pero aquello no iba a quedar así. Facultad de Derecho había visto en su carné de estudiante. La acechó una temporada, vigilando sus movimientos. Hasta que un día apareció de la nada para decirle: ¡te quiero!

1 comentario:

  1. Me encanta cómo conviertes al más macarra del barrio en un inocente corderillo. Sorprendente. Eres todo un «arrojador de piedras».

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