martes, 18 de noviembre de 2014

La carta del enamorado

Se ajustó el nudo de la corbata, se puso en pie como pudo y comenzó su plegaria:
Hay novelas que aun sin ser largas no logran comenzar de verdad hasta la página 50 o la 60. A algunas vidas les sucede lo mismo. Por eso no me he matado antes. Me he equivocado. Sé que aun tengo cosas importantes que hacer. Le pido clemencia. Quiero volver con mi mujer, señor juez.
- Agradezco la formalidad, pero aquí todos me conocen como San Pedro.

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