sábado, 22 de noviembre de 2014

¡ POR QUE NO TE CALLAS !


Comprendió que no le quedaba nada que perder, y continuó haciendo lo que más le gustaba; aquello ya formaba parte de su vida y no pensaba dejarlo por más presión y amenazas que recibiera de su pareja, amigos y allegados. Y así, poco a poco, fue perdiéndolos a todos; también se quedó sin empleo. Hasta el grupo de colegas se lo había sugerido, pero seguía haciendo oídos sordos.

Lo peor de todo, no eran los pésimos microrrelatos que hacía, sino su empecinado empeño de leérselos a todo el mundo.

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