lunes, 3 de noviembre de 2014

LOS HEREDEROS

––Él tenía una caja fuerte ––aseguró el primogénito mientras sus hermanos asentían.

––Pues seguro que en ella guardaba sus últimas voluntades ––replicó con serenidad Don Andrés, acostumbrado a tratar este tipo de casos en la notaría––. Si nadie conoce la combinación, la abrirá un profesional en mi presencia.

Mientras se realizaba la apertura de la caja los hijos del finado hacían recuento de sus bienes. La casa en la playa, el chalet de la sierra, el céntrico duplex… ¡Eso sin contar la saneada cuenta bancaria que atesoraba el viejo! ¿A cuanto tocaría cada uno tras el reparto?

La lectura del testamento aclaró sus dudas: ¡Se lo dejó todo al notario!

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